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La grafomotricidad y su desarrollo en los niños.

La Grafomotricidad parte del desarrollo de las unidades graficas que conforman el código del lenguaje infantil (CLI) llamadas “grafismos”, a diferencia de la pre- escritura, la cual parte de una serie de unidades gráficas denominadas “grafías” cuya fuente es el código del lenguaje adulto. Es sumamente importante recalcar que la grafomotricidad no se comprende como el proceso de preescritura ni se entrena por medio de ejercicios con trazos pre establecidos o con la práctica de líneas rectas, curvas, zigzagueantes, etc.

Los grafismos ejecutados en el desarrollo de la grafomotricidad, son producciones espontáneas de niños entre los 18 meses a 5 y 6 años.  Estas producciones espontáneas posteriormente se van transformando paulatinamente hasta convertirse en grafías.

El desarrollo de la grafomotricidad en los niños y niñas se va dando por medio de movimientos espontáneos que inician con la ejecución de grafismos y los movimientos tienen su origen en el hombro, observando que los infantes realizan movilizaciones del hombro semejando un “Limpiaparabrisas”.

Aproximadamente entre los 20 y 22 meses de edad, los movimientos son ejecutados por el codo, con flexión y extensión de éste, igualmente semejando un “Limpiaparabrisas” pero de menor amplitud.

A los dos años y medio se observa que los niños realizan movimiento combinados entre la articulación de la muñeca y el codo, pero siguen prevaleciendo la espontaneidad de los movimientos. Recién a los 3 años los infantes van incorporando la coordinación óculo-manual en la ejecución de las grafías, observándose que el niño es capaz de mirar lo que dibuja y trata de “controlar” sus movimientos y rellenar cierta figura en específico.

Para favorecer el desarrollo de cada etapa de la grafomotricidad, es importante, dar libertad de movimiento y exploración a los niños, permitiendo que inicialmente realicen grafismos en superficies amplias, como por ejemplo, papel Kraft y/o cartulinas (sin dibujos ni patrones preestablecidos), éstas, adheridas a superficies como la pared, en donde ellos puedan estar de pie y tener libertad en sus ejecuciones, también pueden ser colocados en distintas superficies y planos como en el piso. El cambio de plano y superficies va a favorecer el trabajo de distintos segmentos musculares y articulares y permitirá una mayor exploración de los niños, sus movimiento y descubrimiento de lo que pueden realizar con sus manos.

Es importante comprender que el desarrollo de la grafomotricidad no solo se estimula con lápices y papel, se pueden implementar diversos materiales que permitan también la exploración de diversas texturas y agarres, por ejemplo, el uso de pintura de dedos y pintar con las manos, temperas y pinceles, tizas, oleos, masitas, espuma de afeitar, etc. Recordemos que la grafomotricidad y la preescritura son aspectos distintos y por tal motivo no debemos pretender estimular las habilidades grafomotoras de los niños, con libros de trazos, o  actividades para la ejecución de líneas o patrones.

Wendymar Marín – Terapeuta Ocupacional.